lunes, 23 de marzo de 2015

Los Amigos serán Amigos…



Desafío Sendero de los Volcanes, Parque Nacional Conguillío, 50Km.

Texto: L. Antonio Cuevas
 
Un poco tieso después de no más de cinco horas de sueño en el asiento de copiloto del jeep de Jorge, dieron comienzo a una mañana heladísima que se abrió paso en el camping Los Ñirres del Parque Nacional Conguillío. Si alguien hubiese tenido un termómetro, seguro hubiese marcado algo bajo cero… al menos mi infaltable expresso matutino no falló en esta oportunidad y logró subir la temperatura de mis manos. Ya con algo de sangre corriendo por los dedos, logré abrocharme las zapatillas y caminar los no más de 400 metros que separaban el camping de la partida del Desafío Sendero de los Volcanes.


A un costado de la partida, la escarcha cubría los primeros metros de la ruta.
Casi llegando a la partida y aún en la oscuridad de la mañana, diviso muy cerca el auto de uno de mis compañeros de Luciérnaga Trail, Lino. Como siempre nuestro querido “sensei” ha traído a su familia: Xime, Emi y su madre, quienes como pollos entumidos esperaban que saliera algo de sol, para no enfriarse por completo. El hecho de ver a Lino y los suyos tan temprano y con su acostumbrado entusiasmo, me dejó cien por ciento listo para comenzar.


08:30am con Lino, más 27 madrugadores y nuestra matutina compañera escarcha comenzando la ruta.

Yep… desde hace un tiempo he comenzado a darme cuenta lo importante que son esas personas con las que compartes pasiones comunes, da igual cuales sean éstas, mientras exista un saludo sonriente y la buena onda que los cercanos te entregan con un simple hola y un abrazo. Quizás el hecho de sentirse parte de una “tribu”, de compartir temas, datos, caras felices... son las que llenan de una energía especial. Esa mañana no fue la excepción, se llenó mi mochila de buenas vibras gracias a ese grupo del cual me siento parte.

De alguna manera no me importó la distancia, altimetría, tipo de terreno, ni nada relacionado. Era un momento especial, obviamente: por primera vez saludaba el día para correr 50Km entre bosque nativo, escoria volcánica, recorrido que incluía el paso por el costado de lagos, terrenos planos y pendientes. De hecho, me siento afortunado de poder escribirlo, sin embargo, la información de la ruta pasó a segundo plano, lo más importante en este desafío era disfrutar y aplicar lo aprendido, los buenos recuerdos, las anécdotas y, por supuesto, ver a lo largo del camino y en mis recuerdos, muchas caras sonrientes.

Los primeros 4-5Km fueron de mucho frío, de ese que hace picar la piel, por lo que no me desprendí del cortaviento, buff y guantes. Creo que fue buena estrategia comenzar  tranquilo y a un ritmo pausado, caminar un poquito y "guardar piernas" y energías para las subidas que venían, sobre todo para el Volcán Llaima y el terreno con acarreo. Después del primer punto de hidratación y con una buena parada para comer y reponer energía (¡gracias Daniela por el consejo!), bajé rápido y relajado la Sierra Nevada, extraña combinación para mí, ya que suelo ser muy temeroso al bajar.

Sierra Nevada, primera subida del recorrido.
Un plano de aproximadamente de 12Km me mantuvo a ritmo constante y contemplando el cambio brusco desde un denso bosque de coihues, lengas y araucarias a una linda mezcla de colores tierra y de escoria volcánica. Estos kilómetros fueron como retroceder a escala geológica y ser transportado a tiempos prehistórico ¿Cómo llegó a formarse tal maravilla?

Al mismo tiempo, pero a una escala mucho menor en mi cabeza, pasaban muchos buenos recuerdos e ideas, como las aventuras vividas con mis compañeros y compañeras de cerro y me atrevo a decirlo, ahora también de vida. Como escribió Queen en Friends will be Friends: “Cuando la esperanza está perdida, extiende la mano porque los amigos serán amigos hasta el fin”. Así los geles, agua, isotónico, frutos secos y hasta el salame que llevé para esos casi 10Km de subida con acarreo al Llaima, fueron prácticamente reemplazados por muchos "sorbos de adrenalina y geles de endorfinas" al confiar que al final de la ruta esperaban los abrazos y caras sonrientes de mis amigos… de todos, no sólo los que estaban en Conguillío.

Vista del Lago Conguillío desde el Volcán Llaima (Fotografía: Jona)
Cerca de la 13:00 horas y con el calor del mediodía llegué al punto más alto de la ruta, muy cansado, pero riéndome y una grata sensación de que abajo estaban todas las personas agregaban algo de fibra a los músculos de mis flacuchentas cañuelas para lograr terminar la ruta. Volé en la bajada, cantaba y ahora me deleitaba con el regreso del verde en la ruta. Al parecer hasta la suerte me acompañaba, ya que sin planificarlo 1Km antes del último puesto de hidratación el agua e isotónico se acabaron. Esta última pausa la aproveché para conversar con los chicos de la organización, recargar algo de líquido, nuevamente comer y también disfrutar del regreso a los coihues, lengas y del canto de los numerosos loros tricahue, que quizás nerviosos miraban a los corredores transitar por su hogar.

Ruta de bajada desde el Llaima y comienzo de los últimos 10K de recorrido.
Sentí mis piernas muy pesadas estos últimos 10Km. Las pendientes en el bosque, mucho menores que las del volcán fueron gratamente sufridas, total ya era casi el final de la ruta, total ya cruzaría la llegada y compartiría otro lindo recuerdo con mis compañeros. ¡Yep! una historia más a la mochila de buenos recuerdos que todos han ayudado a empacar, pero por lo que veo y que de paso me entusiasma, aun no hemos llenado.

Poco a poco comencé nuevamente a divisar entre los árboles al esperado Lago Conguillío. También comencé a ver corredores de 25Km que renovaron aun más mi ritmo con sus palabras de ánimo. De un sendero cambiamos a la ruta de los vehículos y nuevamente a la entrada al camping. Pocos metros faltaban y con mi corazón lleno, escucho los gritos de Freddy, Ximena… ¡de todos! Como souvenir una linda medalla, como premios: abrazos, sonrisas, mensajes de texto y llamadas perdidas (no hay señal de telefonía móvil en el parque) para compartir el logro. Me sentí bien, me sentí contento… ¡cauros, lo logramos!

Al parecer mi piernas y pies no se mueven por la experiencia acumulada, que ciertamente no es mucha, quizás algo tienen que ver las ganas, que como muchas cosas van y vuelven, pero si tengo muy claro que son ustedes los que principalmente hacen que un desafío como este pueda ser posible, pueda ser disfrutado y agradecido, es por esto, y seguro por mucho no necesariamente de lo que compartimos en el cerro, que completé mis primeros 50Km. Les doy las gracias a mis queridos amigos y amigas ¡¡Como será que hasta me animé a escribir un race report!!

3 comentarios:

Cc dijo...

Jaaaaa! Que loco eres!!! :) Pero que exito!!! Nunca he logrado a correr mas de 20 km!! Te mando un abrazo muy fuerte desde Francia!

Tonini dijo...

Cécileeeeeeee!! ma poulette! xD

Anónimo dijo...

Cécileeeeee! ma poulette!! xD

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