Desafío
Sendero de los Volcanes, Parque Nacional Conguillío, 50Km.
Un poco tieso después de no más de cinco
horas de sueño en el asiento de copiloto del jeep de Jorge, dieron comienzo a una
mañana heladísima que se abrió paso en el camping Los Ñirres del Parque
Nacional Conguillío. Si alguien hubiese tenido un termómetro, seguro hubiese
marcado algo bajo cero… al menos mi infaltable expresso matutino no falló en esta oportunidad y logró subir la
temperatura de mis manos. Ya con algo de sangre corriendo por los dedos, logré
abrocharme las zapatillas y caminar los no más de 400 metros que separaban el
camping de la partida del Desafío Sendero de los Volcanes.
Casi llegando a la partida y aún en la
oscuridad de la mañana, diviso muy cerca el auto de uno de mis compañeros de
Luciérnaga Trail, Lino. Como siempre nuestro querido “sensei” ha traído a su
familia: Xime, Emi y su madre, quienes como pollos entumidos esperaban que
saliera algo de sol, para no enfriarse por completo. El hecho de ver a Lino y
los suyos tan temprano y con su acostumbrado entusiasmo, me dejó cien por
ciento listo para comenzar.
08:30am con Lino, más 27 madrugadores y nuestra matutina compañera escarcha comenzando la ruta. |
Yep… desde hace un tiempo he comenzado a
darme cuenta lo importante que son esas personas con las que compartes pasiones
comunes, da igual cuales sean éstas, mientras exista un saludo sonriente y la
buena onda que los cercanos te entregan con un simple hola y un abrazo. Quizás
el hecho de sentirse parte de una “tribu”, de compartir temas, datos, caras
felices... son las que llenan de una energía especial. Esa mañana no fue la
excepción, se llenó mi mochila de buenas vibras gracias a ese grupo del cual me
siento parte.
De alguna manera no me importó la
distancia, altimetría, tipo de terreno, ni nada relacionado. Era un momento
especial, obviamente: por primera vez saludaba el día para correr 50Km entre
bosque nativo, escoria volcánica, recorrido que incluía el paso por el costado
de lagos, terrenos planos y pendientes. De hecho, me siento afortunado de poder
escribirlo, sin embargo, la información de la ruta pasó a segundo plano, lo más
importante en este desafío era disfrutar y aplicar lo aprendido, los buenos
recuerdos, las anécdotas y, por supuesto, ver a lo largo del camino y en mis
recuerdos, muchas caras sonrientes.
Los primeros 4-5Km fueron de mucho frío,
de ese que hace picar la piel, por lo que no me desprendí del cortaviento, buff y guantes. Creo que fue buena
estrategia comenzar tranquilo y a un ritmo pausado, caminar un poquito y
"guardar piernas" y energías para las subidas que venían, sobre todo
para el Volcán Llaima y el terreno con acarreo. Después del primer punto de
hidratación y con una buena parada para comer y reponer energía (¡gracias
Daniela por el consejo!), bajé rápido y relajado la Sierra Nevada, extraña
combinación para mí, ya que suelo ser muy temeroso al bajar.
Sierra Nevada, primera subida del recorrido. |
Un plano de aproximadamente de 12Km me
mantuvo a ritmo constante y contemplando el cambio brusco desde un denso bosque
de coihues, lengas y araucarias a una linda mezcla de colores tierra y de
escoria volcánica. Estos kilómetros fueron como retroceder a escala geológica y
ser transportado a tiempos prehistórico ¿Cómo llegó a formarse tal maravilla?
Al mismo tiempo, pero a una escala mucho
menor en mi cabeza, pasaban muchos buenos recuerdos e ideas, como las aventuras
vividas con mis compañeros y compañeras de cerro y me atrevo a decirlo, ahora
también de vida. Como escribió Queen en Friends
will be Friends: “Cuando la esperanza está perdida, extiende la mano porque
los amigos serán amigos hasta el fin”. Así los geles, agua, isotónico, frutos
secos y hasta el salame que llevé para esos casi 10Km de subida con acarreo al
Llaima, fueron prácticamente reemplazados por muchos "sorbos de adrenalina
y geles de endorfinas" al confiar que al final de la ruta esperaban los
abrazos y caras sonrientes de mis amigos… de todos, no sólo los que estaban en
Conguillío.
Vista del Lago Conguillío desde el Volcán Llaima (Fotografía: Jona) |
Cerca de la 13:00 horas y con el calor
del mediodía llegué al punto más alto de la ruta, muy cansado, pero riéndome y
una grata sensación de que abajo estaban todas las personas agregaban algo de
fibra a los músculos de mis flacuchentas cañuelas para lograr terminar la ruta.
Volé en la bajada, cantaba y ahora me deleitaba con el regreso del verde en la
ruta. Al parecer hasta la suerte me acompañaba, ya que sin planificarlo 1Km
antes del último puesto de hidratación el agua e isotónico se acabaron. Esta
última pausa la aproveché para conversar con los chicos de la organización,
recargar algo de líquido, nuevamente comer y también disfrutar del regreso a
los coihues, lengas y del canto de los numerosos loros tricahue, que quizás
nerviosos miraban a los corredores transitar por su hogar.
Ruta de bajada desde el Llaima y comienzo de los últimos 10K de recorrido. |
Sentí mis piernas muy pesadas estos
últimos 10Km. Las pendientes en el bosque, mucho menores que las del volcán
fueron gratamente sufridas, total ya era casi el final de la ruta, total ya
cruzaría la llegada y compartiría otro lindo recuerdo con mis compañeros. ¡Yep!
una historia más a la mochila de buenos recuerdos que todos han ayudado a
empacar, pero por lo que veo y que de paso me entusiasma, aun no hemos llenado.
Poco a poco comencé nuevamente a divisar
entre los árboles al esperado Lago Conguillío. También comencé a ver corredores
de 25Km que renovaron aun más mi ritmo con sus palabras de ánimo. De un sendero
cambiamos a la ruta de los vehículos y nuevamente a la entrada al camping.
Pocos metros faltaban y con mi corazón lleno, escucho los gritos de Freddy,
Ximena… ¡de todos! Como souvenir una linda medalla, como premios: abrazos,
sonrisas, mensajes de texto y llamadas perdidas (no hay señal de telefonía
móvil en el parque) para compartir el logro. Me sentí bien, me sentí contento…
¡cauros, lo logramos!
Al parecer mi piernas y pies no se
mueven por la experiencia acumulada, que ciertamente no es mucha, quizás algo
tienen que ver las ganas, que como muchas cosas van y vuelven, pero si tengo
muy claro que son ustedes los que principalmente hacen que un desafío como este
pueda ser posible, pueda ser disfrutado y agradecido, es por esto, y seguro por
mucho no necesariamente de lo que compartimos en el cerro, que completé mis
primeros 50Km. Les doy las gracias a mis queridos amigos y amigas ¡¡Como será
que hasta me animé a escribir un race
report!!
3 comentarios:
Jaaaaa! Que loco eres!!! :) Pero que exito!!! Nunca he logrado a correr mas de 20 km!! Te mando un abrazo muy fuerte desde Francia!
Cécileeeeeeee!! ma poulette! xD
Cécileeeeee! ma poulette!! xD
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